Pedro Nieva llevaba tres meses bajo vigilancia las 24 horas del día. Desde noviembre, día y noche varios agentes estudiaron sus movimientos en su domicilio de Amorebieta. Objetivo: conseguir pruebas incriminatorias y evitar un intento de fuga. Pero, ¿cómo se llegó hasta él?.

Desde el inicio de la investigación, se han intervenido un gran cantidad de teléfonos móviles del círculo de Ardines. Fueron descartando una a una sus relaciones laborales y personales hasta que llegaron hasta Catalina, la mujer de Pedro Nieva. Se cree que Ardines mantuvo con ella una relación sentimental oculta.

Catalina llegó a borrar varios mensajes del concejal de Izquierda Unida de su teléfono. Además, de su interrogatorio se dedujo que ella misma sospechaba de su marido. Otro testimonio clave que puso a los agentes bajo el rádar de Nieva fue el de Nuria, la mujer de Ardines.

Ella también le señaló en sus declaraciones debido a la frialdad y distanciamiento que había demostrado en los últimos meses. Además, también intuía la aventura amorosa que su marido y su prima mantenían. El puzzle se fue armando con las pruebas encontradas en la escena del crimen.

La colocación de las vallas días antes confirmaban que hubo un ensayo de la emboscada. Además, ahora se sabe que el coche del sicario acusado de ser uno de los autores materiales estuvo en la zona el día del asesinato. Y también en Bilbao, ciudad donde el argelino tiene su domicilio.

Los agentes analizaron detenidamente durante diez horas el interior del vehículo. Creen que se utilizó algún tipo de sustancia para conseguir reducir a Ardines.