Colocarse al lado del toro y agarrarlo durante varios metros e incluso apartar a otros corredores son prácticas muy peligrosas que se ven más a menudo de lo que se debería en San Fermín. Imprudencias como esta pueden costar hasta 6.000 euros a los infractores.

El caso en el que no habría sanción sería cuando el corredor toca al toro para huir de la cogida, ya que esto sí está permitido, no como agarrarlo por diversión o simplemente en busca de adrenalina.

Miembros de la Policía se encargan de buscar infracciones tras los encierros. Por ejemplo, en el primero de ellos cazaron a un corredor agarrando y provocando la caída de otro mozo a través de las cámaras y durante el cuarto encierro le han identificado. Se enfrenta a una sanción grave de 1.000 euros.

En el segundo encierro, otro corredor citó al toro provocando que el morlaco se diera la vuelta y regresara a los corrales, lo que es una acción muy peligrosa. En esta acción como en otras, otros corredores no lo pasan por alto y como en este caso recriminan en el acto las imprudencias de sus compañeros.