Troncos que caen con los temporales y ramas o raíces que mueren se reinventan como muebles. Unos muebles peculiares y con vida, porque cada uno lleva un bonsái.
Para la creación, se usa materia muerta que hay en el bosque, tal y como explica Antonio Ferrín, que se dedica a cultivar bonsáis: "Hay verdaderas esculturas y les damos un punto vivo".
Jorge López, carpintero y artista, busca por los bosques de Antas, en Lugo, la madera que nadie quiere y en la que él ve arte en su taller. Y Antonio encuentra brotes de árboles autóctonos en su pueblo, Palas, que convierte en bonsáis.
"Si no se reutiliza lo que hay en el bosque, va a tender a la desaparición y va a ser cambiado por eucalipto y pino...", explica Ferrín.
La comarca de Ulloa es una de las zonas de Galicia donde más bosque autóctono queda. Estos artistas consideran que con su trabajo van a contribuir a la concienciación para cuidar los árboles.
En septiembre expondrán sus bancos y pequeños muebles de interior, que luego pretenden vender. Piensan que el bosque puede dar dinero, pero no a base de talas de castaños y robles. "Si no queremos que se talen, tenemos que darles un uso", indica Ferrín.
Por ejemplo, se pueden convertir en bancos ideados para hablar mirándose a los ojos y a la naturaleza y no al móvil.
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