A pedradas. Así fueron agredidos dos vigilantes de Aduanas en una playa de Gibraltar cuando perseguían a unos contrabandistas de tabaco la madrugada del jueves. Tal y como muestra el vídeo del momento, se les rompe el motor en plena persecución y en la orilla son amenazados por los contrabandistas al grito de "os vais a enterar" y "golfos". Es entonces cuando les apedrean -"¡Tiradles piedras!", se escucha gritar- y llegan a lanzarles rocas de más de tres kilos.

Aunque los agentes responden con disparos disuasorios, no surten efecto alguno. Están rodeados por más de 20 contrabandistas a quienes lo único que les interesa son las cajas de tabaco que llevan en su lancha y que les han incautado los vigilantes: "Os ayudamos y dadnos las cajas", les intentan convencer. Sin embargo, y pese a que les acaban quitando la mercancía, no dejan de apedrearlos.

"¿Tú te crees que es para que te juegues la vida así?", llega a plantearles uno de los contrabandistas, ante lo que el agente le responde que está haciendo su trabajo. Uno de los vigilantes es alcanzado de lleno por una pedrada. "¡Toma! ¡En toda la cara!", se escucha un grito. Los agentes aduaneros llegan a pedir ayuda para volver a alta mar, a lo que los agresores se niegan: "Ahora búscate la vida", le dicen.

Las autoridades de Gibraltar, según la Asociación de Funcionarios de Vigilancia Aduanera, acudieron más tarde, se interpusieron entre los contrabandistas y los funcionarios, pero según dicen, no les ayudaron a remolcar la lancha y tuvieron que abandonar la playa malheridos. "Están tanto anímicamente como físicamente bastante magullados, bastante heridos, uno de ellos ha sido hospitalizado en Cádiz, está a la espera de cirugía", detalla Ricardo Fernández, portavoz de la asociación.

Por su parte, Paco Mena, presidente de la Coordinadora Antidroga en el Campo de Gibraltar, denuncia que "tenía que haber habido un apoyo por tierra e incluso intervenir el helicóptero" para "disuadir".

Según fuentes cercanas al caso, no es la primera vez que estos patrulleros son apedreados, pero nunca de forma tan salvaje.