Aguantando el tipo, pero destrozado, el padre de la joven de 18 años nos cuenta, sin enseñar su rostro para preservar la identidad de la familia, la agresión sexual que su hija denunció.
"Le dicen a mi hija que se quita la ropa, ella se niega varias veces; le intentan bajar la cremallera del vestido y ella lo evita", afirma.
Todo comienza poco antes, asegura que una patrulla de Policía local les paró; los agentes les preguntaron si habían bebido. El conductor reconoció que él sí, pero los policías decidieron no multarles y les pidieron un taxi para que les llevara a casa.
Minutos después de que llegaran, según la víctima, los policías se presentaron allí uniformados y les convencieron para que les dejaran subir. Tenían, dice, cocaína.
"Aparecen con cocaína, les quitan las llaves y les obligan a subir; lo dijo la Policía uniformada a niños de 18 años", asegura el padre.
Es entonces cuando uno de los agentes, dice la joven, la metió en una habitación y la violó. "Con bastante cocaína, empiezan a consumir, la tumban, ponen la cocaína sobre el cuerpo de ella; ella se negaba", añade el padre.
Los agentes locales, de 37 y 38 años, ya han sido suspendidos de empleo y sueldo. Están investigados por un delito de agresión sexual contra la salud pública, amenazas y prevaricación.
"Le habían lavado el cerebro"
De California a Manresa para rescatar a su hermana de una secta: "El cura me agarró y me tiró al suelo"
El contexto Adriana di Gerónimo se enteró de que su hermana estaba recluida en una congregación católica que había recibido denuncias por abusos sexuales. Al recibir la noticia, no dudó en dirigirse a Manresa para ayudarla.