Holly Butcher fue diagnosticada de cáncer en los huesos con 26 años. Fue a los 27 años cuando decidió escribir una carta dirigida al mundo antes de fallecer. "No quiero irme, amo mi vida. Estoy feliz. Se lo debo a mis seres queridos. Pero el control está fuera de mis manos", escribe.

La joven de Nueva Gales del Sur, en Australia, padecía un sarcoma de Ewing, un tipo de cáncer en los huesos y alrededor de ellos. "Siempre me imaginé envejeciendo", escribió Butcher que tal y como relató se imaginaba con "la hermosa familia, muchos niños, que planeé construir con el amor de mi vida".

"Solo quiero que la gente deje de preocuparse tanto por las tensiones pequeñas e insignificantes en la vida". El objetivo de la joven era que la gente que leyerá su carta pareciase su vida y que el tiempo fuera algo "digno y grandioso". Tal y como dijo: "Cada día es un regalo".

Asimismo, alentaba a las personas a "trabajar para vivir y no vivir para trabajar". Butcher quiso dar algunos consejos para que todos los que leyeran su carta hicieran lo que fuera necesario para que su corazón "se sienta feliz". Quería que la gente valorase más el tiempo. "Dile a tus seres queridos que los amas cada vez que tengas la oportunidad y ámalos con todo lo que tienes".

Además, instó a sus lectores a donar sangre para ayudar a otras personas como ella. "La donación me ayudó a mantenerme con vida durante un año más". Un año, que según dice Holly, estará eternamente agradecida de poder gastarlo con su familia, sus amigos y su perro. "Un año en el que tuve algunos de los mejores momentos de mi vida".

"Hasta que nos veamos de nuevo", así se despidió Holly Butcher, con el objetivo de mandar un mensaje al mundo: ""Piensen lo afortunados que son de poder respirar".