Las solicitudes de ayuda a Proyecto Hombre se han multiplicado durante el estado de alarma pro la crisis del COVID-19. El confinamiento, una situación propensa para una posible recaída, ha sido especialmente duro para los drogodependientes, muchos de los cuales no han podido seguir con su tratamiento.
Para evitar desatender a los usuarios, en el centro de Proyecto Hombre de Salamanca los trabajadores, incluídos el presidente del centro, han decidido encerrarse con sus internos para que las terapias no se vean afectadas.
Llevan ya más de 50 días totalmente aislados, pues como explica Manuel Muiños, director de la asociación, se adelantaron un poco al decreto del gobierno. Para él, este era el mejor modo de que los internos drogodependientes pudieran seguir con sus terapias.
Beatriz, usuaria, explica que gracias a esa decisión ha podido avanzar "muchísimo más" y que cuentan con la ayuda de cuatro terapeutas, confinados con ellos.
En el centro de Estella, en Navarra, el confinamiento tampoco ha paralizado por completo los tratamietos. Pablo, interno desde hace cinco meses, explica que la actividad ahora se desarrolla mediante "sambleas informativas, donde los terapeutas nos cuentan los pasos a seguir y resolvemos dudas".
Complicaciones en las terapias sin contacto físico
Lo que sí han tenido que adaptar es la modalidad de esos tratamientos y terapias. Alfonso Arana, presidente de la asociación, explica que "aquellas personas que recibían tratamiento grupal presencial, se ha pasado a uno individual o grupal en formato digital". "Son bastantes las personas que están siendo atendidas a nivel grupal o individual, pero por videoconferencia o telefónicamente", añade.
Esta situación ha supuesto un reto también para los voluntarios que, día a día, acompañan a los internos. Para ellos el tener que cambiar el trato, el no poderles abrazar supone un hándicap y por eso tratan de hacerles entender que esa distancia física no es un rechazo, sino una pedida de prevención.
Los más vulnerables, las personas sin hogar
Los usuarios de los centros de Proyecto Hombre cuentan con una red de apoyo de la que carecen las personas drogodependientes que además se encuentran en una situación de sinhogarismo. Sus terapias, en muchos casos, se han interrumpido.
Por ello desde Cruz Roja reclaman más medidas. "Tenemos que seguir manteniendo una suficiente atención clínica especializada a este grupo de pacientes, que también tienen sus derechos, y asegurar también esta situación de plazas y de recursos convivenciales", reivindica Juan Jesús Hernández, médico del Plan de Salud de Cruz Roja Española.
Para atender a este colectivo más vulnerable, el Ayuntamiento de Madrid, por ejemplo, ha reforzado su atención durante el estado de alarma. "Creamos un servicio médico de refuerzo en IFEMA y la unidad móvil 'Madroño' para atender a estas personas en los centros de acogida sin hogar", cuenta Beatriz Mesías, subdirecora General de Adicciones de Madrid Salud.
Además, a través de sus Centros de Atención a las Adicciones, el Ayuntamiento dispensa metadona a casi 400 personas semanalmente, unas 4.000 dosis, y se sigue atendiendo, de forma presencial, a unas 200 personas cuyos tratamientos son imprescindibles.
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