El hombre, de Swansea, en Gales, fue llevado a juicio por los malos tratos a los que sometía a su hijo. Además de las palizas, le obligaba a ver películas de terror para que tuviera pesadillas. En una ocasión le metió una araña en la boca como forma de castigo. Los episodios de violencia se repetían con asiduidad, una de las veces incluso lanzó al pequeño contra el suelo, lo que le provocó un golpe en la cabeza, según informa el 'Daily Mail'.

Cuando llegaba borracho, además de darle puñetazos y patadas, se tiraba al suelo y fingía desmayarse para que su hijo pensase que estaba muerto y asustarle. El hermano pequeño fue testigo del martirio que sufrió el niño durante meses. La madre no se enteró de lo que ocurría hasta que su marido la agredió a ella también. Fue entonces cuando el niño se armó de valor y se lo contó a un maestro de su escuela, que denunció los hechos a las autoridades y se inició una investigación.

Según el abogado del acusado, el padre estaba muy arrepentido de su comportamiento y confesó tener problemas con el alcohol. Fue condenado a 18 meses de prisión, pero finalmente la condena fue suspendida. Aún así, el juez determinó que debía completar 150 horas de trabajo no remunerado y un curso de rehabilitación.