Las profundas diferencias en el trabajo desencadenaron en una mujer de Francia un odio irracional hacia su compañera.

Después de que la víctima fuera operada y estuviera de baja, su compañera se acercó hasta su casa y allí la asesino, según publica Metro.

Fríamente, la asesina trató de deshacerse del cuerpo: lo descuartizó, arrojó varias partes a un canal, destrozó el cráneo y lo enterró. Además, robó el móvil a la víctima e intentó hacer creer que estaba viva mandando mensajes desde el terminal.

Ahora, la justicia francesa ha condenado a esta mujer a 27 años de prisión por el asesinato. El tribunal considera que el crimen se vio agravado por la especial vulnerabilidad de la víctima, que tenía problemas auditivos y visuales, de hecho, apenas podía ver.

Desarrolló un "odio obsesivo" hacia la víctima

Durante el juicio, la Fiscalía asegura que la asesina actuó movida por un "odio obsesivo" y sin ningún tipo de "barrera moral".

Desde la defensa de la condenada alegan que la mujer ha tenido una vida marcada por diferentes traumas que han derivado en profundos desequilibrios. Destacan que su padre se suicidó cuando ella era una niña y que su abuelo abusó de ella sexualmente.

La propia asesina ha dicho que se siente "como un monstruo". En su intervención final del juicio ha pedido perdón por lo ocurrido mirando directamente a los familiares de la víctima: "Lamento lo que hice, no quería quitarle la vida".