La mujer de 59 años paseaba por un parque en Sydney, Australia, cuando un joven de 23 años la golpeó en la cabeza y la violó. Tras la agresión sexual, el hombre la escupió y se limpió sus genitales con los pantalones de la víctima. Después, la felicitó por un "buen trabajo" y trató de chocar el puño a modo de saludo.

Los hechos ocurrieron en noviembre de 2017 y, según recoge 'The Daily Telegraph', el hombre fue arrestado tres días después al ser localizado por las huellas dactilares de unas gafas de sol que se dejó en el lugar del crimen y que coincidían con el ADN de los restos de semen que encontraron en los pantalones de la víctima.

Ahora, dos años después, el hombre se ha declarado culpable de agresión sexual sin consentimiento y ha sido condenado a 11 años medio de prisión. En el juicio, el juez Chris O'Brien leyó una declaración de la víctima.

En ella, la mujer explica que tras la violación tuvo sentimientos suicidas, y tuvo que ser ingresada en un psiquiátrico hasta en dos ocasiones. Además, explicó que no se sentía merecedora del amor de sus nietos, y que se sentía "sucia".