Katsutoshi Jitsukawa, de 42 años, preparaba el despegue al mando de un avión de pasajeros con destino Tokio cuando fue obligado por la policía británica a someterse a un test de alcoholemia. Las fuerzas de seguridad fueron alertadas 50 minutos antes de la partida del vuelo JL44 por otro miembro del personal aéreo.

El test determinó que Jitsukawa registraba una concentración de 189 miligramos de alcohol por 100 mililitros de sangre, mientras que el máximo permitido para los pilotos es de 20 miligramos.

El juez Phillip Matthews indicó en su sentencia que el piloto se encontraba "muy intoxicado" cuando fue arrestado por la policía. Y añadió: "Lo más importante es la seguridad de todas las personas que iban a bordo de aquel vuelo de largo recorrido, que iba a durar potencialmente más de doce horas".

"Esa seguridad fue puesta en riesgo por su consumo de alcohol y embriaguez", ha sostenido el magistrado de la Corte de la Corona de Isleworth, Londres; "Las potenciales consecuencias para aquellos que iban a bordo eran catastróficas", agregó.