El animal había sido adoptado por sus dueños poco antes de la operación. Debido al malestar mostrado por el perro, sus cuidadores regresaron a la clínica veterinaria, que aseguró ser normal en los primeros momentos "por el estrés causado", según informa la Cadena Ser citando fuentes de la investigación.

La Audiencia provincial de Madrid consideró probado en la sentencia que, la bacteria, había sido contraída por la mascota durante la estancia en la clínica para realizarle una esterilización. La veterinaria también fue condenada por mala praxis al no informar correctamente a los dueños de los riesgos de la intervención practicada al animal.

La sentencia confirmó la indemnización de 3.863,49 euros que había dictado el Juzgado de Móstoles por daños morales considerando que, pese a que hacía poco que residía con los dueños, la muerte del perro tan joven les provocó una "frustración importante".