En concreto, y después de que el acusado reconociera los hechos en la vista celebrada a finales del pasado mes de mayo, el juez condena al pedófilo a 22 años de prisión por dos delitos continuados de abuso sexual de menores; 12 años por dos delitos continuados de prostitución de menores; 16 más por otros cuatro delitos continuados de prostitución de menores por otras de sus víctimas; y 6 meses por un abuso sexual en grado de tentativa.

La sentencia considera probados los hechos descritos por la Fiscalía -porque así lo reconoció el septuagenario- en los que narraba que su modus operandi era acercarse a un parque de Almagro para entablar amistad con los niños invitándolos a refrescos y chucherías, tras lo que los invitaba a su casa -donde tenía consola y tablet- para terminar poniéndoles pornografía y, en algunos casos, ofreciéndoles dinero a cambio de hacerles a los pequeños felaciones y tocamientos.