El médico acusado por hacer grabaciones a escondidas a casi 100 mujeres en los aseos y vestuarios del Hospital Mateu Orfila de Menorca, ha sido condenado a 5 años de prisión. Finalmente, el condenado ha reconocido 94 delitos y ha llegado a un acuerdo que en el que también tiene que pagar una indemnización de 270.000 euros para las víctimas.

Inicialmente, la Fiscalía pedía 10 años de cárcel, pero una anomalía psíquica, que padecía en el momento de los hechos, y el reconocimiento de reparación del daño, han reducido finalmente a la mitad la condena.

Estos hechos ocurrieron entre los años 2016 y 2018. Durante ese tiempo el doctor colocó dispositivos de grabación y reproducción de imagen en el interior de los vestuarios y aseos femeninos de la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) del hospital de Menorca.

También empleó dos teléfonos móviles que colocó en la parte superior de las taquillas de los vestuarios y en las papeleras de los baños. Además, también situó el móvil en alguna ocasión dentro de una caja de cartón y envuelto con un plástico negro, llegando a grabar sin consentimiento a 67 profesionales sanitarias y también a familiares de los pacientes.

Obsesionado con hacer grabaciones íntimas

Esta conducta no solo la repetía en el hospital, también colocó su teléfono en el baño de la vivienda donde residía, que era el que utilizaban sus invitados, para poder grabarles. Llegó a grabar a 11 personas, entre ellas una menor de edad.

Además, utilizó también su dispositivo móvil para grabar a la vivienda de sus vecinos mientras estos estaban bañándose en la piscina. En otra ocasión, el condenado, le pidió a un amigo suyo su teléfono con la excusa de buscar unas fotos y al encontrar un vídeo en el que su amigo mantenía relaciones sexuales con una mujer, el acusado aprovechó para grabar desde su teléfono hasta 14 secuencias y 15 imágenes del mismo.

En agosto de 2018, el hombre repitió el 'modus operandi' con una compañera con la que estaba manteniendo una reunión, grabándola por debajo de la mesa para, según el fiscal, captar su ropa interior. También en 2018, en una vivienda de Mahón, el varón colocó su teléfono en el baño de la piscina del inmueble para grabar a una mujer mientras se cambiaba de ropa.