Los hechos ocurrieron en 2014, cuando los paramédicos encontraron el cuerpo de Cecily Kurtz de 79 años que yacía en un sofá que parecía "un campo de concentración" según informa la BBC. La víctima estaba cubierta de heces y no se había cambiado la ropa durante una década, además sufría quemaduras de orina.
Cuando los paramédicos levantaron el cuerpo de la víctima, sus pantalones comenzaron a desintegrarse, su ropa interior blanca era de un "marrón caoba oscuro" y tenía excremento y orina en las manos, los pies e incluso la cara.
Ahora, la abogada de derechos de las personas mayores Emma-Jane Kurtz, hija de la fallecida, ha sido condenada a dos años y medios de prisión por negligencia deliberada.
Según el juez Peter Ross, Kurtz tenía autismo y había dejado de preocuparse por su madre, que padecía depresión y un trastorno obsesivo compulsivo.
Kirsty Allman, fiscal superior describió a la fallecida como "demacrada", ya que pesaba solo 39 kilos y aseguró que había sufrido "condiciones terriblemente sórdidas".
"Es raro encontrar un caso que involucre una negligencia tan evidente contra una mujer vulnerable y anciana, por alguien que supuestamente la ama y cuida de ella", añade Allman, quien asegura que ha sido uno de los casos de abandono "más impactantes y enfermizos" que ha conocido.
Primera declaración ante el juez
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