La sentencia, hecha pública hoy, recoge el acuerdo al que llegaron antes del juicio, celebrado el pasado día 10, la fiscalía, la acusación particular y la defensa. La procesada, cuya identidad responde a las iniciales V.A.G., se declaró entonces culpable de un delito contra la salud pública y otro de abandono de familia.
Tal y como ella misma reconoció, se dedicaba a la venta de sustancias estupefacientes en su domicilio, donde convivía con la niña, cuya custodia compartía con el padre. Fue el hombre quien denunció la situación por la que atravesaba la menor, lo que dio lugar a una investigación por parte de la Guardia Civil, que concluyó con la detención de la sospechosa.
Los agentes registraron su casa el 2 de marzo del pasado año y se incautaron de doce gramos de anfetamina y medio gramo de MDMA, junto con diversas sustancias para el corte y adulteración de la droga. La resolución judicial establece que la acusada tenía "totalmente desatendida" a su hija por su "forma de vivir", pues no le procuraba las "necesidades más básicas".
Además, señala, la niña presenciaba cómo V.A.G. vendía la droga a sus amigas en el domicilio familiar y sabía el lugar exacto donde guardaba los alijos. El tribunal la ha condenado ahora a un año y medio de prisión y el pago de una multa de 200 euros por narcotráfico y a otra multa de 540 euros por un delito de abandono de familia.
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