Abigail Palmer, una madre de 33 años, ha sido condenada en Inglaterra a 13 años y medio de prisión por haber matado a golpes a su bebé de apenas dos meses porque "no paraba de llorar".

Los hechos ocurrieron en 2017, cuando el cadáver de la pequeña Teri-Rae fue encontrado en el domicilio de Palmer. Su madre dijo entonces que despertó con ella en el sofá, que estaba azul y que había intentado reanimarla sin éxito.

Al principio, las autoridades no sospecharon que Abigail fuera responsable de la muerte de su hija. No obstante, un examen esquelético post mortem reveló que tenía las costillas y otros huesos fracturados a causa de una paliza. Según la 'BBC', la pequeña murió asfixiada como consecuencia de las múltiples fracturas.

Tras una larga investigación, el juez del caso ha determinado que la madre es culpable de un delito de homicidio, puesto que "aplastó" al bebé con sus propias manos porque "no paraba de llorar y usted quería dormir".

En el momento de los hechos, la madre, que volvía de un pub, estaba bajo los efectos del alcohol y las drogas y no pudo soportar los llantos de su pequeña. Durante el embarazo dijo que no había consumido ninguna sustancia, aunque se ha demostrado que sí lo hizo.