El Gobierno Vasco ha dado por finalizadas las labores de búsqueda de Joaquín Beltrán en el vertedero de Zaldibar (Bizkaia) sin que se haya podido encontrar su cuerpo, sepultado en el derrumbe ocurrido en febrero del año pasado, en el que falleció su compañero Alberto Sololuze, cuyos restos sí fueron recuperados.

El vicelehendakari y consejero de Seguridad, Josu Ekoreka, ha explicado en una rueda de prensa este viernes que, hoy mismo, "se desactiva el operativo de búsqueda". En este sentido, el consejero afirma que la metodología sí ha sido adecuada, puesto que el esfuerzo "ha culminado con éxito en el caso de Alberto Sololuze". No obstante, desde el Gobierno vasco lamentan que al lehendakari, Íñigo Urkullu, "le hubiera gustado transmitir un mensaje distinto".

"Durante los últimos meses, decenas de personas han puesto lo mejor de sí mismas para encontrar el cuerpo de Joaquín. Esas personas conservarán durante mucho tiempo un recuerdo de él y del esfuerzo. No hay zonas que no hayan sido analizadas", ha añadido Ekoreka, que también ha dado su pésame a la familia.

Siguen los trabajos de estabilización en el vertedero

La búsqueda se ha llevado a cabo con arreglo a una "metodología rigurosa", recalcan desde el Ejecutivo vasco. Así, de acuerdo con el consejero, "se han seleccionado todos los espacios y zonas prioritarias y se han cribado de una manera meticulosa más de 400.000 metros cúbicos de residuos". El Gobierno vasco tenía previsto rastrillar este mes de mayo la última "zona caliente" del vertedero.

Ahora bien, tal y como señala la consejera de Desarrollo Económico, Medio Ambiente y Sostenibilidad, Arantxa Tapia, "las labores de estabilización deben seguir", e incide en que el operativo tuvo tres misiones muy claras que, en el caso de algunas, aún no han finalizado.

"Cuando entra el Gobierno vasco en la operación, lo hace porque la empresa no es capaz de trabajar en las condiciones del derrumbamiento. Entramos con tres objetivos. En primer lugar, encontrar los cuerpos de Alberto y Joaquín. En segundo lugar, estabilizar el vertedero, y en tercer lugar, minimizar los daños medioambientales", apunta Tapia, que concluye: "No hemos escatimado en esfuerzos ni personas".