Terminas de hacer la compra y te diriges hacia las cajas del supermercado. Echas un vistazo y analizas la cantidad de gente que hay en cada caja y la cantidad de productos que lleva cada persona. Eliges la que tú piensas que avanza con mayor fluidez.
Pero con frecuencia tu elección no es la mejor y compruebas con tus propio ojos cómo la cola de al lado, en la que había varios carros llenos hasta arriba, avanza mucho más rápido que la tuya.
También te puede pasar a la llegada a un aeropuerto, cuando decides colocarte en la cola de facturación que tú crees que avanza con más velocidad. Sin embargo, no te mueves del mismo sitio al que llegaste mientras la otra fila no para de avanzar.
Con esta nueva fórmula matemática, que analiza la distribución del tiempo de servicio, es posible que la próxima vez que necesites elegir una cola tus posibilidades de aceptar aumenten.
Se trata de una variable aleatoria que mide cuánto tiempo tardará un cliente ser atendido. Esta fórmula contiene información sobre el promedio de tiempo de servicio y sobre cómo el tiempo de servicio fluctúa dependiendo de los diferentes tiempos que necesita cada cliente.
A la hora de llevar a cabo nuestra elección tenemos que tener en cuenta otra serie variables, comenzando con la frecuencia con la que los clientes se unen a la cola, es decir, la tasa de llegada. Cuantas más personas lleguen a usar un servicio en un momento específico, más largas serán las colas.
Luego debemos saber la tarea que cada cajero, dependiendo del sitio en el que nos encontremos, debe realizar. En establecimientos donde todos los cajeros realicen exactamente la misma función la cola más corta será la más rápida, debido a la eficacia de cada cajero.
Ahora bien, si desconocemos cuál es el papel de cada cajero o las funciones entran dentro de un gran abanico de posibilidades, será difícil saber cuál es la mejor opción y deberemos analizar cada variable.
Si esto de las más matemáticas es muy complicado, siempre podremos elegir basándonos en los consejos tradicionales como colocarnos en la cola de la izquierda porque la mayoría de las personas, al ser diestras, siempre tienden a dirigirse a la cola de la derecha o no colocarnos en las filas donde se encuentren muchas personas mayores, que suelen pagar en metálico retrasando el avance de la cola.