Despertó de su peor
pesadilla justo a tiempo, cuando iban a practicarle la autopsia. Comenzó a
roncar y volvió a respirar. Gonzalo Montoya se recupera en el hospital y ya
ha pedido tabaco y comida, pero ¿cómo han podido certificar su muerte?
Según los profesionales,
aunque son poco frecuentes, existen los casos de muerte aparente. Uno de los
trastornos es la catalepsia. "Un pulso imperceptible, una respiración muy
superficial, hay inmovilidad, falta de respuesta a estímulos, con lo cual es
muy fácil decir que está muerto", señala José María Ortiz, del Instituto de
Medicina Legal.
Cuando las alteraciones
son psiquiátricas se puede hablar de una catatonia, aunque la más común es un
estado comatoso de origen tóxico, que es lo que parece haber sufrido Montoya. "Consiste
en tomar de manera excesiva fármacos que depriman el sistema nervioso central",
explica José Antonio Lorente, catedrático de Medicina Forense de la Universidad
de Granada.
Los profesionales insisten en que si se comprueba con un electrocardiograma o un electroencefalograma no hay error. Montoya es ya famoso en los medios internacionales, porque no todos los días alguien tiene la suerte de volver a nacer.