La Semana Santa no se entendería sin las procesiones, un recorrido en el que los cofrades siguen un meticuloso protocolo para completarlo de la mejor manera posible y sin contratiempos. Todo empieza por 'la levantá', uno de los momentos más icónicos y en el que todo empieza.

Este alzamiento del paso, según explica el capataz de la hermandad sacramental de Tomares Joaquín Manzano, consiste en escuchar 'a esta es' por parte del capataz, "meter los riñones abajo, tocar el martillo y arriba". Es ahí cuando los costaleros empiezan a llevar el paso por el itinerario previsto.

José Manuel Peña, periodista, cofrade y capataz, cuenta el importante papel que juega el capataz en estas procesiones, ya que es "la persona que les manda" y les indica el camino, siendo "los ojos" de los cofrades.

Es ahí cuando llegan las órdenes fundamentales, que pasan por decir 'de frente', 'izquierda alante', 'derecha alante' o 'poco a poco'. Con estas indicaciones y mucho oficio un paso es capaz de llegar a completar la estación de penitencia.