Los buceadores aprovechan las bajas temperaturas en Panticosa, Huesca, para practicar un curioso deporte extremo: meterse en un lago con una gruesa capa de hielo. "La temperatura externa suele ser de seis o siete grados bajo cero y la del lago suele estar a un grado centígrado", ha asegurado Ana Ferreiro, buceadora.
Este año no hay demasiada nieve, aunque muchos días el lago consigue el grosor necesario para que los buceadores puedan caminar seguros y agujerear los 40 centímetros que la entrada debe tener.
Aunque el equipamiento sea el adecuado siempre hay que vigilar: se necesitan trajes secos, calcetines adecuados, ropa térmica adecuada, parches de calor... "Si en algún momento alguno de nosotros empieza con temblores o una coloración inadecuada tiene que salirse", ha advertido la gallega.
Ana pertenece al club 'Costa Lugo' y es una de las pocas españolas que se atreve a meterse allí: "Es un buceo que tiene que ser muy seguro, deben extremarse las condiciones de seguridad". La baja temperatura casi anula la fauna en estos lagos, pero las sensaciones de bucear bajo un techo de hielo aseguran que son impresionantes: "Es un juego de luces y sensaciones".
"Le habían lavado el cerebro"
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