Si en 2021 fue en julio cuando 'inauguramos' la temporada de olas de calor, este 2022 las altas temperaturas se adelantan un mes: estamos ahora mismo ante una de las peores olas de calor que se recuerdan, tanto por su duración como por lo temprana que está siendo, pues aún no estamos ni en verano y ya muchos puntos de la península están superando ampliamente los 40 grados centígrados.

Con estas temperaturas, el sueño profundo empieza a convertirse casi en una utopía, dejando que el cansancio se apodere de nuestras jornadas. Lejos de conformarnos con padecer los efectos del calor, nos disponemos a abordar esta alteración del sueño mediante la ayuda de profesionales. Eduard Estivill, doctor especializado en Medicina del Sueño, compartió el año pasado en Más Vale Tarde algunos consejos para combatir el calor nocturno. Sus pautas persiguen garantizar el descanso a nuestros cuerpos y mentes.

Calor, sueño y cerebro

El cerebro humano necesita un máximo de 23 grados centígrados para reposar, según explica este experto. Todas las temperaturas que superen esta cifra resultan nocivas, algo que nos obliga a reducir el calor de nuestro cuerpo. Con esta afirmación del doctor Estivill, queda patente que la temperatura corporal y el descanso están interrelacionados.

La falta de descanso producida por las altas temperaturas impide a los ciudadanos alcanzar el sueño profundo. Adentrarnos en esta fase resulta fundamental, puesto que, de no hacerlo, el cansancio generalizado reinará al día siguiente. Con las altas temperaturas de nada sirven las siestas, puesto que el calor aumenta en dicha franja horaria.

Existen algunas pautas que logran estimular el sueño en un contexto de calor extremo. A continuación, compartimos los consejos del gerente de la Clínica del Sueño Estivil, un centro con una experiencia de 30 años en el diagnóstico y tratamiento de las alteraciones que imposibilitan el descanso.

  • El primer consejo es humedecer una toalla para posarla sobre la cabeza. Esta práctica puede aplicarse también en muñecas y tobillos.
  • La opción del ventilador es una de las más recurrentes. El aparato eléctrico nos permitirá mover el aire en la habitación, sustituyendo el acondicionado, puesto que éste reseca las mucosas.
  • Por su parte, aquellos que no posean un climatizador autónomo pueden valerse de un sistema de ventilación más rudimentario: abrir las ventanas. Este gesto acarrea algunos inconvenientes, como el ruido proveniente del exterior. Para evitarlo, puedes hacer uso de unos tapones.

Con todo esto, el doctor asegura que podremos mejorar nuestro descanso. Para ello, resulta fundamental emplear buenas rutinas de sueño, controlando los elementos externos y haciendo una gestión óptima de los que están directamente relacionados con nosotros. El sueño es, en palabras del experto, "un taller de reparación de todo lo que gastamos durante el día".