En el comedor social de Las Hijas de la Caridad en Triana, Sevilla, no dan a basto para atender a todas las personas que cada día se acercan a sus puertas a pedir comida. Desde el inicio de la pandemia, se ha duplicado el número de comidas que necesitan hacer y repartir entre los más vulnerables.
Es el caso de Fernando, que a sus 83 años espera cada mañana desde hace varias semanas. Sus hijos se han quedado en paro y ahora reparte con ellos su pensión y lo poco que tiene. "Repartimos lo poquito que tengo", lamenta.
Las Hijas de la Caridad están en una situación límite y por eso ahora son ellas quienes piden ayuda, en especie o a través de donativos.
Por la pandemia, en los últimos meses, han visto cómo se duplicaba el número de personas que vienen aquí cada día. Hasta 450. Además han notado cómo se incorporaba un nuevo perfil: familias que no han cobrado ERTEs u otras ayudas y no tienen para alimentos.
Además de este comedor, tienen un economato solidario al que acuden quienes derivan desde parroquias o hermandades de la ciudad. También han notado que hay más cestas por sus pasillos con el paso de la pandemia
La suya es una ayuda fundamental para quienes más lo necesitan en estos momentos.