Así se lo ha transmitido
en el inicio del curso escolar en esa ciudad su directora, Antonia Pérez, a la
consejera murciana de Educación, Juventud y Deportes, Adela Martínez-Cachá.
Pérez ha explicado que la barrera idiomática es la principal singularidad de su
colegio, en la periferia urbana, con la mayoría de alumnado de padres
extranjeros y al que los niños se incorporan "hablando solo su lengua
materna".
De todos los nuevos
alumnos de tres años que se estrenan en las aulas de este centro este año, en una aula solo
tres, de etnia gitana, hablan español, ha dicho Pérez, que ha demandado más
personal docente y un mayor porcentaje de alumnos con el español como lengua materna.
Aunque "las metas
educativas son las mismas, es muy diferente la realidad" de este colegio,
cuyas maestras "necesitan más tiempo y más esfuerzo" que el resto de
los docentes murcianos, porque a sus alumnos "hay que enseñarles a hablar
español", dificultad que también afecta al profesorado en su relación con
los padres, que tampoco hablan castellano.
El centro colabora desde
hace dos años con la Fundación Cepaim para enseñar a hablar español a madres de
alumnos, unas 15 por curso, que cuando tienen nociones básicas pueden servir de
intérpretes ante otros padres.
La consejera ha señalado
que se determinará este mes si el San Cristóbal se incorpora a la red regional
de centros de "atención preferente", que reciben "un mimo y un
cuidado especial con recursos materiales y humanos" extra elegidos por
cada equipo directivo.