Este lunes, la imagen del paso del Tarajal, la frontera entre Ceuta y Marruecos, ha resultado impactante: colas de vehículos hasta donde alcanza la vista. Algunos, con el coche en marcha y el aire acondicionado activado para que los pequeños aguantaran el calor; otros, guareciéndose fuera, en la sombra, para evitar el sol. Llevan horas esperando. El tiempo medio para atravesar el cruce es de siete horas.

Durante la noche, se vivían momentos de auténtica tensión. La gente, desesperada, intentaba colarse. La apertura de la frontera, tras dos años de cierre por la pandemia, ha incrementado la afluencia de viajeros un 45%, y se espera que la afluencia vaya a más. Las quejas se repiten en las últimas horas: "Si abren la frontera, que la abran con condiciones. Que no nos traten como a animales".

Así, piden más información a las autoridades marroquíes, y un mínimo de organización. "Si llegamos a saber esto, la verdad es que yo no vendría", lamentan ya algunos. Tal es la masificación que muchos vecinos de Ceuta han decidido acercarse con agua y comida. Llegan en coche de toda Europa. Este domingo, en Algeciras, muchos llegaban a esperar hasta cinco horas para cruzar el Estrecho. 24 horas después, sin embargo, la situación amanece más tranquila.

"Tenemos planes de contingencia en algo como es la Operación de paso del Estrecho. Hemos podido dar respuesta y ya se están tomando las medidas necesarias", ha asegurado el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska. El cruce de Algeciras a Ceuta, y de ahí a Marruecos, es un 50% más barato que coger directamente un ferry al país vecino. Aunque vistas las imágenes, podría ser la mejor opción.