Un niño de 10 años cruzaba un río junto a su padre y su hermano en el sur de Filipinas cuando un cocodrilo lo tiró del barco y lo devoró delante del resto.
Según la agencia alemana de noticias DPA, el padre perdió de vista al pequeño en cuestión de segundos, pero sus restos fueron encontrados más tarde en un manglar de la zona totalmente devorados.
Este tipo de animales, llamados cocodrilos de agua salada, pueden llegar a alcanzar los cinco metros de longitud y pesar hasta una tonelada.
El desarrollo de la población ha hecho que estos tengan que cambiar de hábitat y buscar otros lugares para cazar y alimentarse, por lo que las autoridades de la zona han alertado de la precaución.
"Se llevan registrando casos continuos en la ciudad de Balabac desde 2005", informa Jovic Pabello, portavoz de un consejo gubernamental para la conservación del medio ambiente según el ABC. Y es que los ataques de esta especie han aumentado en los últimos años.