Las más de 26 toneladas de bolsas de plástico amenazan la economía gallega. El mar y sus costas lo son todo para sus vecinos. La región tiene más de 500 kilómetros de costa, que desde hace semanas están siendo golpeados por olas cargada de bolas. En esas aguas trabajan más de 4.000 barcos. Los miles de pescadores que trabajan entre las rías ya estaban preocupados por los niveles de contaminación. Ahora lo están más.
"Es algo a mayores que viene de todos los plásticos que teníamos ya acumulados en el mar. Aún por encima nos viene toda esta contaminación, a mayores, es un perjuicio", defiende Miguel Iglesias, de la cofradía de pescadores de Rianxo.
El pescado y marisco que capturan se lo llevan a las lonjas. Como la lonja de Ribeira, catedral de los productos del mar y lugar donde aparecieron por primera vez los pellets. Allí se subastan cada día unos 84.000 kilos de pescado y marisco. Su facturación anual ronda los 40 millones de euros. Entre todas las lonjas gallegas suman unos 350 millones de euros, la comida de millones de personas.
La preocupación ha llegado también al sector turístico, que había batido récords en los últimos años. En las Rías Baixas, corazón turístico de nuestro país, son conscientes de que es un negocio muy sensible. Da trabajo al 10% de los trabajadores de Pontevedra. Sus vecinos aseguran que si toca arremangarse, lo van a hacer. "Como si tenemos que sacarlo con nuestras propias manos, esperamos que no y que haya un protocolo que se active", defiende Marta Iglesias, de Piragüilla Ocio y Aventura.
Por su parte, Cesáreo G.Pardal, presidente del cluster Turismo de Galicia, asegura que una de las razones que lleva al turista a Galicia es la comida. "Todo lo que sale del mar pasa unos controles muy rigurosos", asegura.