La bibliotecaria Helena Jubany fue encontrada muerta el 2 de diciembre de 2001 tras ser arrojada de madrugada inconsciente, pero aún viva, a un patio de luces desde la azotea de un edificio de Sabadell (Barcelona), desnuda, drogada y con el cuerpo lleno de quemaduras.

El cadáver de la joven presentaba quemaduras y solo llevaba puesta la ropa interior. En lo alto de una azotea próxima encontraron el resto de sus prendas. En un principio, se pensó en la posibilidad de un suicidio, pero, según la autopsia, Helena Jubany consumió grandes cantidades de benzodiacepinas, medicamento que le habría provocado un gran sueño, o un coma, y no pudo desplazarse sola hasta la azotea.

La policía científica encontró restos de ADN de al menos dos personas en la ropa que llevaba Helena Jubany el día que la asesinaron, si bien los avances tecnológicos actuales han permitido avanzar ahora más en profundidad en las investigaciones.

Por ello, el pasado año, el juez que instruye la causa acordó en un auto varias diligencias de investigación, como practicar pruebas de ADN al actual sospecho, X.J., en libertad provisional con medidas cautelares, para compararlas con las muestras encontradas en el cuerpo de la víctima.

Los resultados del Instituto Nacional de Toxicología constatan que no hay coincidencia en las comparativas de ADN solicitadas por el juzgado entre el actual investigado y Helena Jubany, según consta en un nuevo auto del juzgado de Primera Instancia número 2 de Sabadell. Por este motivo, el juez ha acordado ahora en esta resolución la reapertura de las actuaciones sobre S.P.L., cuya causa contra él ya había sido sobreseída, para poder practicar diligencias consistentes en obtener muestras biológicas/ADN y poder hacer la comparativa con la de la víctima.

Helena Jubany era una catalana amante de la cultura que siempre estaba rodeada de amigos, una mujer feliz que nunca se perdía un baile, ni una excursión a la montaña. Seis años antes de su muerte, estudió periodismo e hizo prácticas en una televisión local. Equipo de Investigación se citó en 2020 con uno de sus mejores amigos de la profesión, Miquel Spa.

"Vi a mi amiga el fin de semana antes de que muriera, hicimos una ruta de senderismo en el Pirineo. Ella era una persona bromista, alegre, abierta, despreocupada de las cosas importantes... te lo pasabas muy bien con ella porque siempre estaba riendo", recuerda Miquel Spa.

S.P.L., que ya se halla de nuevo investigado a raíz de esta decisión del juez que investiga el caso Jubany, se someterá en los próximos días a las pruebas de ADN requeridas y, en el caso de que se oponga a ello, se obtendrán las muestras por los medios previstos admitidos en derecho, sin su voluntad o consentimiento.

Esta decisión del juez viene motivada por los indicios ya existentes sobre S.P.L., que fue investigado por este crimen con anterioridad a 2005, a lo que se suma ahora el hecho de que las pruebas practicadas al actual y único sospechoso no coincidan con las de la bibliotecaria de Sabadell.

El juez argumenta la necesidad de practicar estas nuevas pruebas de ADN a S.P.L., que en el momento de los hechos era el "único varón" que pasaba largos periodos en el edificio donde se cometió el asesinato.

En el momento del crimen X.J. era un compañero de la víctima en la Unión Excursionista de Sabadell, mientras que S.P.L. era la pareja sentimental de la única persona acusada por el crimen, Montserrat Careta, quien se suicidó en prisión. S.P.L., abogado y criminólogo fue, desde el principio, el principal sospechoso del asesinato, pero el primer juez que llevaba el caso le exoneró por falta de pruebas.

Recibió escritos anónimos

Dos meses y medio antes de morir, Helena Jubany encuentra en la puerta de su casa una horchata, bebida que le gustaba mucho, unos cruasanes de chocolate y un escrito anónimo. "Sorpresa. Pasábamos por aquí y hemos dicho, 'a ver Helena qué se cuenta'. Somos??? A comérselo todo", decía la nota.

22 días después, Helena recibe un segundo anónimo escrito con dos letras diferentes. En esa ocasión va acompañado con un zumo de melocotón. "Helena, antes que ninguna otra cosa, esperamos que te tomes esto con el mismo sentido del humor que nosotros. A la tercera te destaparemos el misterio. Es muy seguro que te rías, nos gustaría mucho volver a coincidir en una excursión, ya hablaremos", afirmaba el texto.

Un presunto acosador

Para comunicarse con sus amigos, Helena utiliza chats. Equipo de Investigación accedió a conversaciones de Helena en los seis meses antes de su muerte que nunca antes habían salido a la luz.

Dos meses antes de su muerte, Helena rechaza en dos ocasiones seguidas a un internauta. Responde al nickname de rius_cant. La joven parece estar asustada y lo comenta en la red: "Soy Helena, pero me cambié el nick. Me agobié un poco con rius_cant sobre todo, el tío comenzó a investigar mi vida metiéndose en otros canales donde yo estaba y donde había gente que me conocía personalmente. Al no saber que era un capullo, la gente le explicaba cosas inocentemente y me empezó a dar mal rollo".

El presunto acosador de Helena vuelve a intentarlo en otras ocasiones y reacciona así usando la joven sigue sin contestarle: "Ahora, además de fea, antipática".