Después de la tragedia llegaron los verdaderos héroes. Todos sin excepción querían ayudar, se volcaron con el siniestro, incluso en ocasiones sobraban manos para trasladar a los heridos.

El rescate fue muy complicado y la rapidez era cuestión de vida o muerte. Por ello, muchos gallegos ofrecieron sus herramientas para conseguir romper las ventanillas y las puertas y así acceder al interior de los vagones. 

Abel fue uno de los primeros vecinos en llegar a las vías del tren. Sacó a decenas de heridos y muertos de dentro de los vagones con sus propias manos o trasladándoles en camilla.

"Gente demacrada sacando niños. No hay palabras para explicarlo, hay que estar ahí abajo. Estoy traumatizado", ha declarado. En todo momento estuvo junto a su amigo Iván ayudando en medio del caos y el horror de las primeras horas del siniestro."Era impresionante, es inexplicable".

Mientras tanto, muchos vecinos acudieron al lugar con mantas, edredones y agua, y otros ofrecieron sus coches particulares para trasladarles hasta los hospitales ya que las ambulancias y los médicos estaban completamente desbordados.

Algunos compartimentos quedaron reducidos a un amasijo de hierros por lo que pasaron horas hasta que los bomberos certificaron que todos los pasajeros habían sido rescatados.

Una tragedia que ha dejado fotografías impactantes como una en la que aparece un bombero llevando en brazos a una niña, o dos voluntarios ayudando a un hombre completamente cubierto de sangre.

Imágenes que quedarán en la retina de todos los españoles para siempre.