En verano es caer el sol y los vecinos de Algar se juntan en la calle para charlar y rememorar historias. "Todos los años nos sentamos aquí a tomar el fresco", confirma una vecina de la localidad gaditana. Charlas que a menudo se prolongan hasta la madrugada, según apunta otro ciudadano.
Una tradición, la de charlar a la fresca, que el Ayuntamiento del pueblo ahora se ha propuesto convertir en Patrimonio Inmaterial de la Humanidad. Y es que los vecinos quieren "que no se pierdan las viejas costumbres", según indica una habitante de Algar, que señala que, con la llegada de las redes sociales, "se queda todo el mundo en sus casas, no hay la conversación que había antes".
Con sillas de madera o de playa, allí cada uno elige el asiento más cómodo para estos corrillos vecinales de verano, donde no es necesario ni el aire acondicionado. "Como se nos está poniendo la luz, el fresquito es muy bueno", señala una vecina, que explica que aquí se viene a "hablar de todo lo que hay" y también -confiesa- cae "un poquito de cotilleo". "No solemos ver la tele cuando venimos en verano, porque nos gusta más relacionarnos con las vecinas", explica por su parte otra ciudadana.
Lo cierto es que en Algar no hay verano sin charla al fresco para arreglar el mundo. "Una tradición del pueblo", en palabras de una de sus habitantes, para la que el Consistorio pide la declaración de Patrimonio de la Humanidad. Desde el Gobierno municipal afirman estar "muy ilusionados" con la iniciativa: "Tenemos la esperanza de que con el esfuerzo de todos/as vamos a conseguir este reconocimiento para nuestra Villa", han indicado en sus redes sociales.
"El rato bueno se echa en la calle", resume por su parte un joven del municipio. Allí, se considere o no finalmente Patrimonio Inmaterial, queda en cualquier caso conversación para veranos y veranos, en corrillos que dejan momentos para disfrutar de vivir y contar.
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