Cada vez más personas deciden llevar el recuerdo de sus familiares fallecidos en una piedra que perdure para siempre. La profesora titular de Geología de la Universidad Complutense de Madrid, Nuria Sánchez, explica que, antes que nada, se tienen que purificar para quedarse solo con el carbono.

El director de Atención a Familias en Cabré Junqueras, Jorge Mateu, asegura que han notado que las muchas familias quieren dejar claro su funeral antes de que se produzca la defunción. A muchos pueden parecerle extraño, pero esta práctica relativamente nueva está siendo cada vez más demandada, asegura el CEO del comparador de precios de funerarias FUNO, Marc Vallhonesta.

Las cenizas son sometidas a altas temperaturas y a través de un procedimiento de filtración química se logra este resultado. "Sale amarillo por el nitrógeno y azul por el boro. Si quieres purificarlo te va a salir mucho más caro que un diamante natural", explica la experta.

Los diamantes están hechos con carbono puro y el cuerpo humano está compuesto por un 18% de carbono. Dado que los diamantes tardan en formarse miles de años, hay que simular estas condiciones en el laboratorio. "Para esto se necesita una técnica muy avanzada", asegura Sánchez.

Si bien el principal deseo tras la incineración de un difunto es enterrar las cenizas en el bosque o la naturaleza, cada vez más se plantean perdurar en una joya. Una forma de inmortalizar a esa persona a través de una joya, explica Vallhonesta.

Eso sí, se trata de un proceso largo y costoso. "Puede tardar desde tres meses, en el caso de más pequeño de 3 milímetros, hasta seis o nueve meses", cifra la profesora de la UCM. Los precios oscilan entre 1.500 euros y 20.000 euros.

Casi la mitad de los funerales en España termina en incineración. "Alrededor del 55%, sobre todo en áreas metropolitanas", señala Mateu. Por eso esta práctica es una opción para esas familias que quieren guardar ese recuerdo especial por siempre.