Las trágicas consecuencias del incendio de Sierra Bermeja ya son visibles en una playa de Marbella, donde las cenizas se acumulan en el agua y en la orilla. El segundo incendio más grande del año ya ha devorado 6.000 hectáreas, calcinando árboles, arbustos y masa verde a su paso y dejando un suelo completamente desprotegido, tal y como puedes ver en el vídeo.
En este sentido, Víctor Resco, profesor de Ingeniería Forestal de la Universidad de Lleida señala que "el incendio de sexta generación es completamente inabordable por los medios de extinción modernos y, en muchos casos, no queda otra opción sino la retirada". "Lo único que podemos esperar hacer es esperar a que las condiciones meteorológicas cambien", afirma.
Y aunque tras un gran incendio las lluvias suponen una oportunidad de regeneración del bosque, también entrañan un gran riesgo, un peligro silencioso, ya que en una gran tormenta el terreno quemando ya no frena el agua, el suelo se convierte en algo permeable y pueden producirse inundaciones. Y, por si fuera poco, la mezcla de agua, lodo y cenizas contamina ríos, acuíferos, embalses y el mar. "Si las lluvias cargadas de ceniza son torrenciales, van a generar una contaminación del agua inmediata", advierte al respecto José Ramón González, del Colegio de Ingenieros Forestales.
Precisamente, hace unas semanas, tras el voraz incendio de Navalacruz (Ávila), las aguas del río se tiñeron de negro con las lluvias, unas impactantes imágenes que puedes ver en el vídeo principal de esta noticia.
Sierra Bermeja tiene innumerables valores ecológicos, aunque la joya de la corana es el Pinsapar de los Reales. Por ello, los efectivos del Infoca se afanan en contener las llamas para que no afecten a núcleo principal de estos árboles que son únicos en el mundo.