Una semana después de su erupción, el volcán de la Cumbre Vieja de La Palma sigue expulsando humo negro y ceniza, un elemento que cubre cada superficie de la isla.

El intenso trabajo de los equipos de emergencia ha permitido recuperar la operatividad en el aeropuerto de La Palma tras conseguir apartar la ceniza de las pistas con sopladores y cepillos. Aún así, se mantiene la precaución y solo podrán volar previa autorización de Enaire.

El transporte por carretera también se dificulta. Según ha explicado un vecino de la zona, llegó a gastar todo el depósito de agua a pesar de haberlo llenado en solo trayecto, y su coche se cubrió de ceniza en apenas segundos.

La mayoría de los conductores tienen que hacer paradas continuas para llenar el depósito de agua del limpiaparabrisas y, de manera continua, sufren averías.

Las imágenes desde las alturas también muestran los efectos de la ceniza en los tejados. Ante su peligrosidad, los bomberos ayudan los vecinos a retirarla de cubiertas y azoteas. "Es preocupante porque va tapizando completamente todo el barrio. Ha sido un destrozo para plantas y animales", ha lamentado uno de los vecinos de la isla de La Palma.

Los productores, por su parte, intentan recoger lo que pueden de sus plataneras, cubiertas por un manto negro. Ceniza que, en el peor de los casos puede llegar a asfixiar las plantaciones.

Las consecuencias negativas de la ceniza también afectan directamente a la salud de los humanos: los problemas respiratorios, oculares o en la piel se pueden suceder tras exponerse a ella. Por eso, las autoridades piden a los vecinos evitar la exposición a los gases y ceniza.