Cuando vas a casa del miembro de Greenpeace que más sabe sobre los peligros de aceite de palma, y hasta en sus armarios lo encuentras podemos decir que es una plaga. Si usted se levanta, se ducha con gel, se echa crema, desayuna galletas, se lava los dientes... no habrá aún ni salido de casa y el aceite de palma ya habrá estado en cada una de sus rutinas.

Por no hablar de nuestras visitas al supermercado: las patatas fritas llevan aceite de palma; las galletas, también. Y los picatostes, caramelos masticables, margarina, empanadillas congeladas, berlinas de chocolate, cereales, algunas pizzas congeladas, croissants, tortillas de trigo, chocolate, pasta precocinada, gel de ducha...

Para detectarlo, hay que leer la letra pequeñísima de las etiquetas. Si encuentra algún nombre como "aceite de palma, aceite de palmiste, grasa vegetal, sodium palmitate, grasa vegetal fraccionada e hidrogenada de palmiste, estearina de palma, palmoleina u oleina de palma, manteca de palma o elaeis guineensis", sepa que es aceite de palma.

"Proporciona esa untuosidad, textura y sabor que le interesa a la industria alimentaria", explica Javier Sánchez, asesor nutricional de 'Supersano'. Más de la mitad está formado por ácidos grasos saturados y aumenta el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares. Pero sí, es más barato.

Un supermercado ofrecía 3.215 productos que pensaban eran todos biológicos. Con el nuevo etiquetado se dieron cuenta de que 135 tenían aceite de palma y decidieron sacarlos todos de sus estanterías. La pregunta es: ¿cómo lo defienden los productores? Horacio González, Asesor de la European Palm Alliance, afirma que "al utilizarse como ingrediente, y por tanto en cantidades pequeñas, y dentro de un contexto de dieta equilibrada, no tiene ningún problema para la salud".

También tiene un coste medioambiental. "Se hace a base de expandir la frontera agrícola en la selva, es decir, deforestando", explica el miembro de Greenpeace. Y también la leche para lactantes lo lleva, aunque los pediatras lo ven justificado. Jose Manuel Moreno asegura que "el propio ácido palmítico es necesario para que los pulmones de los chiquitines no se colapsen. Forma parte de esa sustancia que está en los alvéolos que hace que estén abiertos".

Pero no cuando lo encontramos en la comida de niños, como en la papilla de frutas. A esta edad ya no lo necesitan.