A principios de los 90, la infección por VIH era la primera causa de muerte entre la población de 25 a 44 años. Entonces, contraer el virus era casi una sentencia, pero dos décadas después es ya una enfermedad crónica y su percepción social está cambiando.
Además, la cifra de personas infectadas que lo desconocen es cada vez más baja: "El 7,5% no lo saben; 92,5% sí lo saben", precisa Julia del Amo, directora de la División de Control del VIH e ITS de Sanidad. Un dato esperanzador, reconocen desde el Ministerio, que supone una caída de casi un 50% desde hace cuatro años: "Hemos ido del 18% al 13% y ahora estamos en un 7,5%", apunta Del Amo.
Es decir, ese dato del 92,5% de personas que tienen el virus y lo saben, acerca a España al objetivo de ONUSIDA para 2030, que pasa por "llegar a ese 95% de personas que tienen la infección y lo conocen a un 95% de la gente con el diagnóstico que accede al tratamiento y al 95% de la gente que tiene tratamiento y tiene una carga viral suprimida".
Medidas como la implantación de la profilaxis pre-exposición, la pastilla conocida como PrEP, para prevenir la infección por VIH, ha contribuido al descenso de nuevos contagios.
Aun así, el estigma social asociado al virus sigue muy presente. Para Oliver Marcos, miembro de la ejecutiva de CESIDA, se trata de "rechazo por desconocimiento": "Todavía sigue habiendo gente que no quiero compartir vaso contigo", pero "luego se lo explicas y efectivamente todos esos miedos desaparecen".
En ese cambio de percepción, así como en el control del virus, juegan un papel fundamental la información y la concienciación junto a una buena educación en salud sexual.
"Le habían lavado el cerebro"
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El contexto Adriana di Gerónimo se enteró de que su hermana estaba recluida en una congregación católica que había recibido denuncias por abusos sexuales. Al recibir la noticia, no dudó en dirigirse a Manresa para ayudarla.