El juicio a la vidente Pepita Vilallonga ha quedado visto para sentencia. Una mujer la acusa de estafarle 30.000 euros asustándola al decirle que tenía un mal de ojo y que se iba a morir de forma inminente.
Todo comenzó cuando la denunciante vio a Pepita en la tele y pidió cita en su consultorio de Barcelona, donde presuntamente predijeron su muerte y la de sus perros. "Tienes un mal de ojo y llevas un muerto en la espalda. No durarás una semana. No veo que llegues a diciembre", asegura que le dijeron.
A partir de ahí entró en escena un experto en mal de ojo que le hizo tres ritos para ir alargándole la vida por fases: primero un abrecaminos contra maldiciones por valor de 4.500 euros y después, por llevar a un emisario del Vaticano a Jerusalén a enterrar unos calcetines, 10.000 euros más. Finalmente le pidieron 17.000 euros extra para extender su vida una semana más.
Pepita Vilallonga dice que no la atendió, que lo hizo un colaborador y que solo pagó 2.400 euros. "Es falso, es una denuncia oportunista", asegura, e insiste en que ella no la conoce y que solo se hizo un cobro a través de su empresa.
La denunciante pide ocho años de prisión por estafa y alega que se aprovecharon de su depresión. Su abogada señala que pagó en efectivo y sin recibo "por la presión y por el miedo".
El fiscal del caso pide absolución porque ella creyó en esa magia de forma voluntaria. En 2017 ya acusaron a Vilallonga por una estafa parecida de 300.000 euros y fue absuelta.