Aitor G.P., elacusado de asesinar a Janet Jumillas -desaparecida en marzo de 2019 en Cornellà de Llobregat (Barcelona) y cuyo cadáver apareció dos meses después enterrado en un solar-, colocó un televisor de su casa ante la pared donde presuntamente asesinó a la víctima.

En una nueva sesión del juicio celebrada este miércoles en la Audiencia de Barcelona con jurado popular, agentes de los Mossos d'Esquadra han destacado durante la práctica de la pericial técnica policial que el mueble con ruedas donde se situaba el televisor estaba colocado en una posición ilógica, puesto que el acusado tenía que torcer mucho el cuello para poder verla.

"El mueble estaba en una posición un poco extraña (...). No parecía la más lógica, posiblemente fuera desplazado", ha señalado uno de los peritos.

Los agentes han subrayado que encontraron muestras biológicas compatibles con la víctima detrás del mueble de la televisión, tanto en la pared como en las baldosas adyacentes del suelo, pese a que el acusado había frotado y lavado la zona, probablemente con lejía.

También encontraron durante la entrada y registro del domicilio varias gotas de sangre "diminutas" en la puerta contigua a donde se encontraba el televisor, que probablemente llegaran allí a modo de salpicaduras del arma blanca durante el ataque.

Varios agentes también han destacado durante la jornada de este miércoles que en una de las bolsas que encontraron en un contenedor arrojada por Aitor G.P. había restos de unas gafas pertenecientes a Jumillas. Además, descubrieron restos de pintura gris coincidentes con el color de la pared en la que aparecieron las muestras biológicas de la víctima, aunque no ha podido determinarse si, además de limpiarla, Aitor G.P. pintó la zona donde presuntamente mató a Jumillas.

Según el escrito de acusación de Fiscalía, Aitor G.P. hizo venir a Jumillas la mañana del 13 de marzo de 2019 a su domicilio, en Cornellà de Llobregat, y allí la mató "valiéndose de una o varias armas blancas", para después deshacerse del cadáver en un solar de El Prat de Llobregat (Barcelona), donde unos operarios de limpieza lo encontraron enterrado dos meses después.

La Fiscalía pide 19 años de cárcel para Aitor G.P, mientras que la acusación particular eleva su petición hasta los 25, aunque que la defensa solicita la absolución para su defendido o alternativamente una condena por homicidio con atenuantes muy cualificadas de arrebato y de drogadicción.