Desbordado hasta arriba, las calles de Gernika se convirtieron en balsas. Hasta olas se podían ver en el río y cascadas en las escaleras. En Muxika, decenas de personas quedaron atrapadas en sus coches donde el agua llegaba hasta las ventanillas. Subidos en zodiaks han pasado la madrugada los bomberos para tratar de rescatar a los conductores. El servicio ferroviario tuvo que interrumpirse porque para cruzar las vías había que dar buenas zancadas.

Incluso, un chico tuvo que subirse al capó de su coche para poder escapar; un vehículo que horas después ha aparecido embarrado hasta arriba. Así, ha tocado echar mano de la fuerza para poder retirarlo. Otros han preferido seguir esperando a la grúa. La tromba les pilló por sorpresa. Según el Ayuntamiento, no hubo ninguna alerta por lluvia. "Nos ha cogido a todos desprevenidos", ha afirmado Aitor Goldaraz, regidor de Muxika.

La confluencia de los ríos Oka Elizalde provocaron un desbordamiento que inundó varios locales. Restaurantes con sillas y mesas arrastradas por el agua que llegó al metro de altura. Alcanzó hasta los fogones y armarios de una cocina. Los medicamentos de otra farmacia tampoco se han salvado. Además, varios garajes continúan aún anegados.