"Querida Juanita, me encuentro en Francia. Tengo muchos deseos de volver a lado tuyo y de nuestra hija, pero las circunstancias lo impiden, aunque tengo la conciencia bien tranquila". Así comenzaba Domingo Calabuig una de sus cartas desde un campo que concentración, unas cartas que nunca llegaron a su destino.

Este valenciano mandó seis cartas a sus padres y a sus suegros. En todas ellas respondía que no tenía contestación. Esa situación fue la que vivieron miles de valencianos exiliados o presos en 1939, cuya correspondencia era retenida.

La mayoría de las cartas fueron destruidas, pero 50 quedaron olvidadas en la sede de la Falange de Manises. En ellas, vemos cómo pedían comida, ropa o un aval que les diera la libertad. Todas aparecen en un documental que saca a la luz esas cartas como homenaje a esas familias incomunicadas y rotas.