La historia de la carta comenzó cuando Leah Carroll estaba junto a su hijo de cuatro años en un restaurante. En ese momento tres pequeños le gritaron a su madre que mirara a Malachi, ya que el pequeño se encontraba en su silla de rueda porque padece de hidrocefalia, encefalotopía isquémica hipóxica, parálisis cerebral, deterioro visual cortical, epilepsia y anormalidades ortopédicas.

La mujer supo reaccionar perfectamente a esta situación e incluso acerco a sus hijos para hablar con Malachi y Leah. Agradecida por la forma que reaccionó, Leah decidió escribirle la carta a esta mujer en Facebook. En la publicación de Facebook Leah Carroll además de agradecer el gesto tan emotivo, cuenta su experiencia en otros casos similares:

A la madre de tres niños Chick-Fil-A (una cadena de restaurantes):

Sentí tu pánico cuando tu hijo de cinco años señaló a mi hijo en su silla de ruedas y gritó: "¡Mamá, mira a ese niño!". Te inclinaste hacia él, y en voz baja le dijiste a él y a su hermano de tres años que no debían decir esas cosas y que no debían señalar o mirar fijamente a nadie. Pero como en la mayoría de los casos, esas sugerencias son triviales con las mentes jóvenes y curiosas, y continuaron mirándolo y haciendo preguntas acerca de las diferencias de mi hijo en voz alta.

Cuando sentiste que los susurros no estaban funcionando, vi que el pánico desapareció, tomaste un gran respiro y plantaste cara. Llevaste a tus niños hacia donde estaba Malachi y dijiste: "¡Apuesto a que le gustaría saber vuestros nombres!". Cuando dijeron sus nombres, mi pequeño Malachi sonrió de oreja a oreja y les respondió atropelladamente.

La felicidad en su rostro me llenó los ojos de lágrimas. "Ama a los niños de su edad, pero muchos temen venir y hablar con él". Tus niños continuaron preguntándole sobre su apoyabrazos, su silla de ruedas, por qué sus piernas no funcionan, por qué mantiene la boca abierta de esa forma. Tomaste el tiempo necesario para hablar a tus hijos y ayudarles a entender que ser diferente está bien.

Lo diferente no es algo a lo que temer. ¡Y que está bien hacer preguntas! Gracias por darle a mi hijo la oportunidad de conocer a tus niños. Gracias por ser la clase de madre que educa a sus hijos en lugar de tratar de silenciarlos. Las madres de niños con discapacidad tenemos que desarrollar el coraje de recibir miradas, comentarios y susurros.

Por favor, sepan que lleva mucho trabajo lastimarnos, especialmente cuando viene de niños pequeños. Den a tus hijos las gracias que nosotros no les dimos y usen la oportunidad para enseñarles sobre diferencias. Así que, mamá de Chick-Fil-A, "gracias por criar a tus hijos de tal manera que puedan abrazar a Malachi. Y gracias por darle a mi hijo algo por lo que sonreír".