Parece plástico y se usa como tal, pero camm, que así se llama este material, se disuelve en el agua hasta desaparecer. Como es el caso de la bolsa de plástico que aparece en el vídeo de portada. En cuanto toca el agua, el material se descompone. Pasados tres minutos desaparece. Se trata de polímero biodegradable, compostable y soluble en agua, explica la responsable de calidad de proceso y producto de CAMM, Virginia Sánchez.

Con él, están hechos envases de comida, hilo textil, impresoras 3D y hasta pelotas de golf, que bajo el grifo empiezan a deshacerse. Si alguien en un crucero, echa una partida y alguna cae al mar, en cuatro días se habrá descompuesto totalmente. "Desaparece sin dejar residuos", añade la experta. Al descomponerse, solo deja oxígeno, carbono y biomasa.

De esta forma, no sumarán ni un gramo a las toneladas de microplásticos (y no tan micros) que llenan nuestros ríos y océanos y de los que llegamos a ingerir hasta cinco gramos a la semana, el equivalente a una tarjeta de crédito.

Con este material también se puede hacer film de embalaje, bolsas de lavandería, almohadillas de aire para transporte, recubrimiento para cosméticos. Se desecha en el contenedor compostable. Pero si acompaña un envase de cartón, en el de cartón y en la planta de reciclaje se disolverá con el agua.