Se acerca el momento de volver al horario de invierno, que este año se producirá en la noche del 24 al 25 de octubre. A las 3:00 de la madrugada del domingo 25, los relojes se retrasarán una hora y volverán a ser las 2:00.

Actualmente nos encontramos disfrutando del horario de verano, que empezó el pasado 29 de marzo. Este cambio de la hora, relacionado con un mejor aprovechamiento de las horas de luz natural y el ahorro de energía, lleva regulado en Europa desde el año 2001. Una Directiva Europea estableció aquel año fijar una fecha y hora comunes para todos los Estados miembro. La modificación se produce todos los años el último fin de semana de marzo y el último de octubre.

Pero el cambio horario tiene los días contados. En marzo de 2019, el Europarlamento decidió acabar con las alteraciones de hora bianuales, como recoge en su página. La decisión se tomó en base a una encuesta en la que el 80% de los europeos se mostraba a favor de la eliminación y prefería la instauración permanente del horario de verano. Según los resultados de la consulta, un 93% de los españoles encuestados daban su aprobación a la abolición del cambio de hora.

Los países miembro de la UE quedaron emplazados a decidir definitivamente qué horario elegir en el año 2021, momento señalado para aplicar la nueva Directiva. De llevarse a cabo, los que elijan el horario de verano cambiarán su hora por última vez el próximo marzo, mientras que los países que adopten definitivamente el horario de invierno lo harán en octubre del año que viene.

Un arquitecto “inventó” el cambio de hora

El motivo del cambio de hora, que se realiza en la actualidad únicamente en Europa, partió de una propuesta del arquitecto William Willet en 1905, según un artículo conmemorativo de su figura que publicó en 2007 el Royal Observatory. Willet había observado que los londinenses, debido a sus horarios tradicionales, dormían durante gran parte del día en los meses de verano, desaprovechando las horas de luz solar. Por ello propuso adoptar el horario de verano, para alargar las tardes estivales.

Sin embargo, la propuesta no se aplicaría en Reino Unido hasta varios años después, en 1916. Ese mismo año Alemania, Austria-Hungría e Italia ya habían adoptado el horario de verano. La mayoría de países europeos restantes lo hicieron a la vez que los británicos, Rusia realizó el cambio en 1917 y finalmente los EE.UU. lo hicieron en 1918.