El próximo domingo 25 de octubre España vuelve a cambiar de hora para pasar al horario de invierno. En la madrugada del último día de esta semana, los relojes se retrasarán una hora: a las 3:00 volverán a ser las 2:00. Esta costumbre, que lleva implantada en España desde 1918, está regulada para todos los países de la UE mediante una Directiva Europea del año 2001, según el Instituto Geográfico Nacional.

Este cambio de hora se realiza dos veces al año: el último domingo de marzo, en el que se cambia del horario de invierno al horario de verano adelantando una hora el reloj; y el último domingo de octubre, en el que se retorna al horario invernal retrasando una hora.

El cambio del domingo 25 podría ser el último al horario de invierno que hagamos en España, ya que el Parlamento Europeo decidió en marzo de 2019 acabar con estas alteraciones bianuales, como indica en su página web. La UE estaría dispuesta a abolir esta norma y dejaría de obligar a los países, permitiéndoles establecer un horario permanente.

La decisión se confirmó tras realizarse una encuesta a las ciudadanos europeos, en la que se preguntó sobre el mantenimiento o la abolición de esta directiva. El resultado del sondeo marcaba que el 80% de los europeos se mostraba contrario a mantener el cambio de hora dos veces al año, y preferían en su mayoría establecer el horario de verano permanentemente.

En el caso de España, el resultado superaba la media europea: hasta un 93% de los españoles que contestaron a la encuesta preferían dejar de adaptar sus horarios en marzo y octubre. Así, la UE habría emplazado a los países miembro a decidir qué horario prefieren para instaurarlo a partir del año 2021.

No hay datos que respalden el cambio de hora

El cambio de hora estaría relacionado con el ahorro de energía y un mejor aprovechamiento de la luz solar. El Instituto para la Diversificación y Ahorro de Energía (IDAE) manejaba en 2015 estimaciones que aseguraban que el ahorro en iluminación equivalía a 300 millones de euros.

Sin embargo, el instituto no se muestra a favor de mantener el cambio de hora ya que “no hay datos actualizados para demostrar un ahorro”, como declaraba el año pasado a EFE. Esto se debe a los cambios en los sistemas climatización y las nuevas exigencias de eficiencia energética del alumbrado en ciudades y edificios, que han alterado de manera significativa los análisis que antes se utilizaban para calcular el ahorro total.