Después de una semana prácticamente veraniega llegan los contrastes propios de la primavera. En la playa de la Concha la estampa mostraba una procesión de nubes que se dejaban ver y máximas muy frescas. Algo que es de agradecer. "Porque si calienta mucho el sol es muy molesto", comenta un vecino de Donostia.

Las máximas bajan en todo el Cantábrico y dan un respiro después de tantísimo calor.

En Bilbao, los cielos cubiertos obligan a tirar de chaqueta. Unas nubes que descargarán en algunos puntos de Girona y Barcelona, aunque no dejarán muchas precipitaciones.

A pesar de que se nota el descenso de las temperaturas, en el Mediterráneo los valores son significativamente altos. Si en Valencia rozaban los 30ºC, las máximas son de 22ºC. "Parece mentira pero estamos en abril", dice un valenciano.

La estampa en Benidorm marcada por cielos despejados y arena cubierta. Las temperaturas más altas se notarán cuanto más bajemos al sudeste de la península: en algunos puntos se podrían rozar los 33ºC de máxima. Y en Sevilla donde mejor se está es al lado del Guadalquivir. Allí alcanzarán los 26 grados, mejor que el calor del inicio de Semana Santa.

"En los últimos días ha bajado un poquito y se está más agradable, pero el martes santo fue horroroso", comenta una vecina de Sevilla.

"Estamos teniendo esta primavera con temperaturas muy altas pero vamos, es normal. Los sevillanos estamos acostumbrados a esto", afirma otro.

Acostumbrados o no, con estas temperaturas y las pocas nubes, no se prevén chubascos en el sur. Una situación que agrava aún más la sequía que se vive en algunos puntos del país.