Parece un pulpo, tiene tentáculos de cefalópodo y se conoce como el calamar rojo. Pero eso es un hongo y su aspecto no es lo único llamativo: cuando crece desprende olor a carne podrida. Cada vez es más habitual verlo en los bosques gallegos. De hecho, los micólogos creen que está invadiendo la zona y desplazando a los autóctonos que apenas se ven.

Jesús Fernández Llaneza, micólogo, señala que en principio era una seta solo de eucaliptos porque viene de Nueva Zelanda y Australia. "Pero ha aprendido a relacionarse con otros árboles", añade.

Aunque no hay estudios científicos sobre si el calamar rojo desplaza a otras setas, los micólogos creen que sí. "Hay la sospecha de que pueden estar invadiendo y desplazando a otras", reconoce Jesús.

El calamar rojo nace como un bulbo, luego van saliendo los tentáculos. No es especialmente tóxica, pero para reproducirse desprende un fuerte olor a animal en descomposición. El presidente de la Asociación Micolóxica coruñesa, Fernando Ramos, asegura que huele a carne muerta.

Así, atraen a las moscas que son las encargadas de transportar las esporas para que se vayan reproduciendo, cuenta Fernández. No es la única especie invasora que se encuentra en los bosques invasores. Los hondos son muy competitivos y los expertos creen que los exóticos pueden desplazar a los autóctonos más vulnerables.