Pueden verse sobre las mesas, comiéndose las tapas de los clientes y campando a sus anchas por el interior de los bares. Las palomas que invaden la plaza de la catedral de Cádiz tienen los días contados.

La solución pasa por un dispensador de pienso anticonceptivo para estas aves. Aunque en un primer momento, el plan del Ayuntamiento era llevarse a las aves a un municipio valenciano, finalmente han acordado colocar dos de esos dispensadores para que las palomas no sigan reproduciéndose.

Varios miembros de la plataforma Ecologistas en Acción han estado en las negociaciones. "Es un buen acuerdo. Sacrificio cero y nada de exterminio. Las palomas forman parte del hábitat urbano y han venido para quedarse, pero sí que es cierto que la población es excesiva", explica Daniel López, de Ecologistas en Acción.

Además, van a instalarse dos palomares ecológicos que permitirán retirarlas de la plaza, algo que los hosteleros llevan meses pidiendo. "No dejan comer y tenemos que repetir la comida porque picotean y siempre están ahí. Estamos hartos", comenta una hostelera de Cádiz.

Los ecologistas calculan que en Cádiz, una ciudad de 115.000 habitantes, hay casi 10.000 palomas y no debería haber más de 3.000. El proyecto costará 17.000 euros y el Ayuntamiento avisa de que es importante la colaboración de los ciudadanos, que no deben darles de comer a las palomas. Solo así podrán en las plazas, por fin, tomarse el aperitivo tranquilos.