Ruby Stephens, de 26 años, ha sido condenada a cadena perpetua después de dejar morir de hambre a su hija, de tan sólo 22 días, durante un viaje con su marido, Roy Stephens.

Según fuentes policiales, los padres del bebé viajaron desde el medio oeste al condado de Polk, en el estado de Sunshine, para pasar la Navidad junto a su familia. Tras realizar una parada en el camino para comer notaron que la pequeña tenía los pies fríos. Ambos notificaron el fallecimiento de la menor a la Policía tres horas y media después, según informa 'Daily Mail'.

La autopsia ha revelado que la pequeña había muerto de hambre tras pasar entre seis y siete horas sin comer. El bebé pesaba menos de dos kilos cuando la hallaron muerta, uno menos que cuando nació.

La mujer se ha declarado culpable de asesinato en primer grado durante el juicio en Gainesville, Florida. Su marido, de 51 años, recibió la misma condena un mes antes. Asimismo, la madre ha asegurado que su marido no le prestaba atención ya que la niña fue fruto de una infidelidad. Ante esta acusación, Roy ha declarado que aceptaba a la menor como su propia hija y que desconocía que su mujer no le alimentara.

El fiscal estatal, Brain Hass, ha revelado estar de acuerdo con la sentencia impuesta: "La vida en prisión, sin posibilidad de libertad condicional, es una sentencia apropiada para ella. Nos negamos a aceptar menos".