El tribunal de Woolwich ha declarado culpable a Woolwich Iheanacho por el asesinato de Alex Malcolm el 20 de noviembre de 2016 después de que varios testigos en el parque Mountsfield, en Catford, declararan haber escuchado una voz masculina gritar y a "un niño atemorizado disculpándose" por un zapato perdido.

La muerte del niño se produjo por una lesión cerebral mortal y magulladuras internas en su estómago. La autopsia señalo que las lesiones fueron causadas por un golpe violento. El agresor llevó al niño a su casa en un taxi y atacó a la madre, Lilya Breha, cuando trató de llamar a una ambulancia. El niño murió en el hospital dos días después.

Según ha declarado el inspector jefe de la Unidad Criminal de la Policía Metropolitana, Tony Lynes, "Iheanacho golpeó brutalmente al niño por una rabia incontrolable sólo porque Alex perdió uno de sus zapatos".

El agresor, que ya tenía antecedentes por delitos violentos, trató de encubrirse contando diferentes historias a la Policía y al personal sanitario de cómo el niño se había golpeado. La Justicia lo ha sentenciado a un mínimo de 18 años de cárcel.