Cada minuto, nuestro cerebro recibe multitud de impactos. Pasamos horas frente a pantallas y cada vez nos concentramos menos en una sola tarea. "La atención focalizada, prestar atención a un solo estímulo, ha bajado hasta los cinco segundos", afirma José Antonio Portellano, neuropsicólogo.

Este comportamiento, cada vez más habitual, tiene efectos negativos. "La saturación puede hacer que la calidad de atención y memoria a corto plazo disminuya", añade el profesor Portellano.

Expertos en neuropsicología aseguran que la pérdida de atención atrofia partes del cerebro. "Desde que tenemos GPS en los teléfonos hemos perdido la capacidad de orientación y esa zona funciona peor. Desde que tenemos todos los números en la agenda del teléfono, nos es imposible acordarnos de un solo número", explica la psiquiatra Marian Rojas Estapé.

En Emotion Research Lab, una compañía de Valencia, estudian nuestro comportamiento frente a los estímulos. Ante esta pérdida de concentración, las empresas saben que tienen sólo unos segundos para captar la atención del consumidor. Por eso, cada vez cobra más importancia el factor emoción.

Pero no todo está perdido. El cerebro es plástico y podemos moldearlo. "Todo ser humano si se lo propone, puede ser escultor de su propio cerebro. Podemos activar y desactivar constantemente zonas del cerebro", añade Rojas Estapé.

Dominar el origen de los estímulos, dicen los expertos, es fundamental para volver a ser dueños de nuestra mente y, por tanto, recuperar y mejorar la capacidad de concentración.